martes, 16 de octubre de 2012

LA SUERTE DEL TIEMPO

De cada diez mil tréboles, uno tiene cuatro hojas. A este trébol se le atribuye la suerte: no sé si porque es suerte encontrarlo, o porque se encuentra de suerte, o que ambas razones se conjuran en proporcionar la suerte al que lo encuentra. 
Sea como fuere, esa suerte tan relacionada con el azar suele ser efímera, de escaso valor y poco aprovechable. Es como una oportunidad que, por no trabajarla, no acabamos de valorar o de extraerle todo su partido. 
Por eso Séneca, filósofo y político romano, definió la suerte como lo que luego tradujo Voltaire: el encuentro de la preparación y la oportunidad. 
Hace algunos años, harto de esperar la suerte me decidí salir a buscarla. Pero sin dejar el asunto en manos del azar ni de las probabilidades ni del capricho de la naturaleza. 
Decidí sembrar tréboles, todos de cuatro hojas. Sí, es cierto que no existe semilla. Aún así me puse manos a la obra. 
Me planteé tener mis tréboles de la suerte buscada, a los que pensé bautizar inicialmente como los "tréboles de la suerte segura".
Probé diferentes combinaciones de semillas, analicé terrenos de diferentes clases, visité distintos parajes en busca de la luz apropiada, analicé aguas de composición variable; y me lancé, dispuesto a fracasar cuantas veces fuera necesario.
En esa aventura necesité ayudas, requerí apoyos, indagué, exploré, dudé, renegué... pero jamás me rendí. A día de hoy, estoy tan orgulloso de mi "hallazgo" que sólo estoy dispuesto... a seguir aprendiendo para mejorarlo.
Pero todo lo que he dicho hasta ahora, carecería de sentido si no desvelara el verdadero secreto de mi trébol de la suerte buscada. Y a eso me dispongo.
Cada hoja del trébol tiene una inscripción, así que hay cuatro inscripciones que son sentencias irrenunciables e intransferibles para quienes deseen que la suerte no les abandone en el resto de su tiempo:


La suerte radica en lo que cunde nuestro tiempo cuando cumplimos a rajatabla esas sentencias. Cuando nos afanamos en ello hemos aumentado nuestra preparación real y creado oportunidades de las buenas (cuyo valor nos hemos currado). Y entonces, razón tenía el cordobés Séneca, envidiarán nuestra suerte, la misma que hemos buscado y que será eterna, más allá de nuestro tiempo.
Así pues, seamos inteligentes, inteligentes cronográficos; seamos íntecros: conjuguemos nuestra consciencia con las oportunidades "buscadas" (creadas) y... la suerte será perenne compañera en nuestro viaje vital, cuyo reloj es el tiempo. El reloj de la suerte, la suerte del tiempo.

2 comentarios:

  1. Excelente post. Quizás pudiese tener algunos matices, pero me parece excelente en su contenido más profundo. Gracias por compartirlo.

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