martes, 30 de octubre de 2012

LOS SÍMBOLOS DEL TIEMPO


Primero, una aclaración: no me refiero al tiempo meteorológico.
Segundo: me atrevo a simbolizar el tiempo.
Así que intentaré explicar por qué los símbolos elegidos son relojes, aun cuando parezca obvio. 
Hay muchos tipos de relojes, y de cada uno innumerables modelos. He elegido seis de alto valor significante porque pueden considerarse representaciones alineadas con sendos aspectos de lo que he denominado inteligencia cronográfica.
Suele medirse el tiempo como referencia, marco o pauta: “son las diez de la mañana y no he terminado el informe”; “tienes toda la mañana para planificar el viaje”; “debemos tomar la temperatura del enfermo cada media hora”. Es el tiempo cuantificable y para eso podemos emplear diferentes relojes.
La dimensión cualitativa del tiempo es otra historia. Podemos terminar el informe a las diez, independientemente de su validez; la planificación del viaje puede ser un auténtico fracaso; el registro de la temperatura tal vez sea insuficiente para observar la evolución del paciente.
Quizá parezca que la cualificación del tiempo está ligada a los resultados de nuestras acciones; y en cierto modo es así. Pero existe otro factor que nos vincula con el tiempo: la consciencia. 
Es obvio para todos que el tiempo está ahí, que unas veces nos salen bien las cosas y otras no; y que el tiempo sigue siendo el mismo. El mismo para todos. Sin embargo, ese marco común que es el tiempo, lo es externamente. Las respuestas individuales, bajo ese marco, dependen en gran medida de la consciencia que tengamos respecto al tiempo. Es la dimensión interna del tiempo.
Ya he dicho que el tiempo se puede cuantificar con instrumentos si se considera como el lapso que transcurre entre dos instantes. Pero ese transcurso conlleva un cambio, es un tránsito y en él siempre ocurre algo: puede haber incluso un cambio de sensaciones o un paseo entre ellas. 
El paso de una sensación a otra sucede en el tiempo. Una sensación grata acelera el tiempo en el que transcurre (el tiempo pasa “volando”). Una sensación molesta retarda el tiempo hasta percibirlo incluso como una paralización (no “pasa” el tiempo). Estas sensaciones las hemos vivido todos en algún momento. De igual modo, hemos vivido el tránsito entre ambos tipos de sensación. En ese tránsito el tiempo toma el pulso normal, su ritmo y su cadencia. ¿Éste es el verdadero tiempo?
No cabe duda que en el tiempo influyen las emociones. Los amores, las expectativas, la confianza en el futuro, las esperas, las dudas, los recelos… no organizan regularmente el tiempo, pero lo matizan. El deseo y lo que realmente ocurre matizan el tiempo. El tiempo lento es aburrimiento, tedio. Contra él luchamos con ilusión, optimismo, para transformarlo o compensarlo con tiempo “positivo”.
Pensar es inteligente, descubrir el potencial propio también, como lo es diseñar un proyecto personal y auténtico, el autocontrol, la optimización de recursos y la autoevaluación de las acciones. La constancia también es de inteligentes. 
Estos seis valores de la inteligencia global, se simbolizan desde la inteligencia cronográfica con sendos relojes. Y para que funcionen habrá que ponerlos en hora. Son los relojes del tiempo, los relojes que miden nuestro uso del tiempo, el uso de nuestro tiempo.

En la próxima entrada os los presento.

martes, 16 de octubre de 2012

LA SUERTE DEL TIEMPO

De cada diez mil tréboles, uno tiene cuatro hojas. A este trébol se le atribuye la suerte: no sé si porque es suerte encontrarlo, o porque se encuentra de suerte, o que ambas razones se conjuran en proporcionar la suerte al que lo encuentra. 
Sea como fuere, esa suerte tan relacionada con el azar suele ser efímera, de escaso valor y poco aprovechable. Es como una oportunidad que, por no trabajarla, no acabamos de valorar o de extraerle todo su partido. 
Por eso Séneca, filósofo y político romano, definió la suerte como lo que luego tradujo Voltaire: el encuentro de la preparación y la oportunidad. 
Hace algunos años, harto de esperar la suerte me decidí salir a buscarla. Pero sin dejar el asunto en manos del azar ni de las probabilidades ni del capricho de la naturaleza. 
Decidí sembrar tréboles, todos de cuatro hojas. Sí, es cierto que no existe semilla. Aún así me puse manos a la obra. 
Me planteé tener mis tréboles de la suerte buscada, a los que pensé bautizar inicialmente como los "tréboles de la suerte segura".
Probé diferentes combinaciones de semillas, analicé terrenos de diferentes clases, visité distintos parajes en busca de la luz apropiada, analicé aguas de composición variable; y me lancé, dispuesto a fracasar cuantas veces fuera necesario.
En esa aventura necesité ayudas, requerí apoyos, indagué, exploré, dudé, renegué... pero jamás me rendí. A día de hoy, estoy tan orgulloso de mi "hallazgo" que sólo estoy dispuesto... a seguir aprendiendo para mejorarlo.
Pero todo lo que he dicho hasta ahora, carecería de sentido si no desvelara el verdadero secreto de mi trébol de la suerte buscada. Y a eso me dispongo.
Cada hoja del trébol tiene una inscripción, así que hay cuatro inscripciones que son sentencias irrenunciables e intransferibles para quienes deseen que la suerte no les abandone en el resto de su tiempo:


La suerte radica en lo que cunde nuestro tiempo cuando cumplimos a rajatabla esas sentencias. Cuando nos afanamos en ello hemos aumentado nuestra preparación real y creado oportunidades de las buenas (cuyo valor nos hemos currado). Y entonces, razón tenía el cordobés Séneca, envidiarán nuestra suerte, la misma que hemos buscado y que será eterna, más allá de nuestro tiempo.
Así pues, seamos inteligentes, inteligentes cronográficos; seamos íntecros: conjuguemos nuestra consciencia con las oportunidades "buscadas" (creadas) y... la suerte será perenne compañera en nuestro viaje vital, cuyo reloj es el tiempo. El reloj de la suerte, la suerte del tiempo.

viernes, 13 de julio de 2012

EL ACRÓNIMO TIEMPO

Toma las letras que componen una palabra con significado propio y busca palabras cuyas iniciales sean esas letras. Si consigues que esas palabras tengan relación con la palabra origen, entonces estás ante un acrónimo. 
No, no me he equivocado. Esta entrada está relacionada con la inteligencia cronográfica.
Para demostrártelo, te presento la palabra tiempo como acrónimo. 
Yo considero que la inteligencia cronográfica se manifiesta como el Talento para Impulsar el Esfuerzo hacia Metas Personales Oportunas
Verás que las iniciales de las seis palabras escritas en cursiva componen el acrónimo TIEMPO.
También puedes observar que las palabras están conectadas formando una frase. El significado de esa frase es una de las características de los íntecros.
Comprueba cómo estás de talento para impulsar tus esfuerzos. Lánzate a crear tus propias metas, siempre personales, y procura que sean oportunas. Si lo son, lo tienes todo para usar inteligentemente tu tiempo.
Pero recuerda (lo decía mi abuelo Alejandro): "el tiempo no se detiene, somos nosotros los que nos detenemos".
No te detengas, el tiempo corre y no espera.
Hasta otro tiempo.

miércoles, 4 de julio de 2012

AL PRINCIPIO FUE EL TIEMPO

¿El huevo o la gallina?
¿Todo o el tiempo?
¿Y el espacio?
Al principio fue el TIEMPO. En ese marco se mueve todo, se transforma todo. 
Todo sucede, da igual dónde, cómo, por qué y para qué. Todo sucede en el tiempo...
Como todo tiene un principio, este blog que aparece por primera vez hoy tiene su base en muchos años de preocupación y estudio sobre el modo en que las personas usamos el tiempo.
Expresaré gran parte de mis pensamientos acerca de lo que he denominado inteligencia cronográfica y que pronto aparecerá en formato libro.
Para abrir boca, y no hacer muy pesadas las entradas, os diré que todos en cierta medida poseemos esa inteligencia, es decir, somos íntecros (INTEligentes CROnográficoS).
Termino: ÍNTECRO es quien usa el tiempo inteligentemente, hace un uso inteligente de su tiempo en consonancia con el tiempo de los demás.
Continuará... en otro tiempo.